Explosión de jubilo y alegría. Eso fue lo que se sintió en La Troja con el gol del defensa colombiano Yerry Mina, en el último suspiro ante Inglaterra, por los octavos de final. 

Con los rostros pintados con el tricolor nacional y luciendo sombreros, gorras y hasta penachos de plumas fueron ataviados los hinchas del fútbol a La Troja.

En un lugar a reventar desde las 11 a.m. los fieles trojeros se refugiaron del sol y el calor bajo la sombra de su amplia carpa y atendidos amablemente por su propietario Edwin Madera y su hija Ana Milé.

Sin embargo por la cantidad de asistentes en el estadero, a muchos no les importó ver el bajo el sol del mediodía las pantallas, con tal de ser contagiados por la energía que se respira en el lugar.

El público gritó, aplaudió y criticó las decisiones del árbitro quién se llevó los reproches e insultos de la audiencia.

El primer tiempo mantuvo a los asistentes con la ansiedad a flor de piel que era compensada por los pases de Quintero y Falcao que mantuvieron el marcador 0 a 0 al final del primer tiempo.

En el receso al final del compromiso se rifaron balones de fútbol, camisetas de la Selección y otros premios entre los asistentes que fueron entregados mientras se bailó y gozó en el templo de la salsa.

El silencio en La Troja se sintió en el segundo tiempo con el penal, en discutida jugada, que lanzó el jugador Kane.

Sin embargo, las vuvucelas siguieron sonando apoyando al equipo mientras no se perdía la esperanza.

El grito de la frase "Sí se puede"  resonó en La Troja, mientras los hinchas apoyaron hasta los últimos minutos a la Selección.

La alegría se convirtió en llanto de los hinchas en La Troja que lamentaron la pérdida del equipo tricolor.

Desconsolados terminaron los fanáticos quienes entregaron todas sus energías en los muchachos de la Selección.

Las palabras de apoyo hacia Ospina y el "que la tape" resonaron en el lugar en cada cobro desde el punto penal.

Un carrusel de emociones, que fueron de la risa al llanto, embargaron a los asistentes al final del compromiso ante la derrota.

Ante los cobros frustados de Mateus y Bacca que apagaron la ilusión del equipo de seguir tras la ansiada copa del mundo.

En medio de lágrimas. muchos así sea para ahogar la pena por la pérdida, se quedaron siguiendo la rumba en el lugar